EMBOSCADA EN AYLAMBO: CONGA NO VA


Esto fue lo que sucedió en la carretera a la costa, Aylambo.

Iba grabando como los manifestantes marchaban pacíficamente. El objetivo de la movilización era ir hasta Aylambo sin insultar con arengas a los señores policías, cosa que se hizo hasta el final. Cuando llegamos al cruce, cercanos a un grifo, encontramos siete camionetas que transportaban en cada una un aproximado de 14 policías, es así que tres de ellas entraron en un desvío. Luego de haber pasado la movilización, aparecieron las tres camionetas que se quedaron en el desvío, es así que teníamos cuatro camionetas adelante y tres a tras, se podría decir estábamos encajonados.
Al llegar a Aylambo, decidimos seguir adelante, ya que el entusiasmo era muy grande, así llegamos a Pariamarca. Al estar ahí pudimos ver cuando 6 policías subieron a la parte alta del cerro, desde ahí nos observaban, hasta ese momento no hubo ningún tipo de agresión por parte de ellos, tampoco de la nuestra. En realidad, nosotros nunca agredimos.

Decidimos regresar. Empezamos a caminar normalmente, ya no bajábamos cantando, algunos reían y otros bajaban chakchando (mascando coca con cal), otro conversaban y así todos estábamos tranquilos.
Cerca de 7 de la noche sentimos cuando tiraron una bomba lacrimógena, no nos corrimos, seguimos caminando normalmente por que la habían tirado a la quebrada. Pasaron cerca de dos minutos y empezamos a sentir el olor y ardor que genera este tipo de material usado por la policía. Es ahí cuando sentimos un nuevo disparo de arma lacrimógena. Empezamos a correr, nos topamos con una señora a la cual le había llegado la segunda bomba arrojada. Claudia Caytano, fue quien le brindó ayuda. Es por eso que nos quedamos en la parte de atrás.

Eran las 7 y tres en mi reloj, cuando nuevamente la policía empezó a tirar bombas lacrimógenas, esta vez corrimos todos muy a prisa, cosa que hizo a muchos caerse en una canaleta, una de ellas fue la señorita Claudia. En un lado canaleta, en otro autos, ómnibus, que estaban trasladándose. Sahe Castañeda, compañero con el cual estamos documentado todos los sucesos, pedía que nos calmáramos, pero el también perdió la paciencia cuando empezaron a golpearnos con sus varas, es en ese momento que él pide apoyo a una camioneta para que nos dejara entrar. No nos lo permitieron.
En la segunda agresión policial, había tres caminos: el de seguir por encima de los compañeros que estaban adelante y al pasar recibir golpes de los policías que había seguido la movilización en la parte trasera, la de subirse al cerro que según lo que nos habían contado ya, hace unos días fue ahí de donde bajaron los policías o, la de aventarse al precipicio. Claudia, un grupo de compañeros y compañeras, entre ellas la dirigente de los comerciantes del mercado, Luci linares, el periodista Andrés Caballero y yo, optamos por la tercera. El abismo.
Al dar el primer paso en la pendiente, todos resbalamos. Algunos sentados, otros fueron rodando en volantines otros de pecho. Todos quedamos a cerca de 30 metros debajo de la carretera. Es en el momento del resbalón cuando la policía tiro las balas de goma, llegándome a mí en la parte occipital de la cabeza un impacto. A la par de las balas ellos tiraron dos lacrimógenas al abismo. Algunos nos tapábamos con nuestras poleras, otros con su pañuelos y demás cosas que tenían a su alcance, no podíamos resistir, pero tampoco no es era una opción salir, la policía estaba esperándonos en la parte superior, supongo que para golpearnos y detenernos, como ya lo han hecho antes. Sentimos que nuestras vidas estaban en riesgo.. Decidimos escondernos en una pequeña quebrada. Con ramas y con hierba nos cubrimos Claudia y yo. La señorita, estaba al borde del desmayo y yo ya estaba a punto de caer inconsciente. Resistimos media hora, tiempo en que los policías, se perdieron. Salimos y el temor nos obligó a regresar a donde estábamos ocultos, vimos a tres policías revisando la zona.

Al pasar 25 minutos más, apareció un compañero que con silbos nos indicaba que subiéramos, después de pensarlo dos veces accedimos. Ahí fue cuando nos encontramos a con Luci, Andrés y otros compañeros más.
En la carretera con temor, levantamos la mano a una combi la cual se detuvo y su conductor nos hizo subir. Le explicamos lo que había pasado y le pedimos que nos llevara de regreso a donde había empezado toda la agresión. El accedió y así fuimos en búsqueda de algunos compañeros que se habían quedado en el camino. En especial de la profesora de San Marcos que había sido herida con la bomba lacrimógena. No la logramos encontrar.

Llegamos a la ciudad cerca de las diez de la noche… puede documentar la agresión…