Como seres humanos somos únicos
pero falibles, tenemos errores y manchas. ¿Quién podrá decir de esta agua no he
de beber si somos de agua y morimos por agua pero somos flojos para conseguirla?
¿Nos equivocamos? Sí, pero no siempre reconocemos los errores; entonces, así,
si no somos imagen y testimonio del gran cambio que debe iniciar en uno mismo
no cambiaremos nada.
No sé mucho de rebeldías. Cuando
creí haberme hegemonizado ahí nada más todo fracasaba. Me desprendí del pecho pero
en menos de un minuto llegó el biberón. A los 12 acostado con una mujer de 29 empecé
a saborear los placeres carnales, pero también en eso fracasé… momentáneamente.
Mi sublevación a la castidad se vino abajo cuando la vi cruzar la vía con su “mariachi”.
Me tomé un mes para iniciar otra revolución contra la castidad. ¿Es una broma? ¡Claro
que no es una broma! Cuando tenía todo asegurado para hacer malabares de “costado
y recostado” o a “espaldas” de ella y con ella, el poder de facto de la pasión,
ipso facto terminaba echando por el desagüe mi batalla, aun así continuaba distinguiendo
lo que se venía por delante.
Soy de los que se equivocan
y reconocen, de los que fracasan y continúan adelante, de los que creen que hay
que avanzar mirando atrás sólo para notar cuánto se ha avanzado, de los que escriben
REBELDE con “V” por error y se disculpa, y por eso hoy me disculpo; existo no
porque exista sino porque ando con los hombres que cuestionan, falsean y ponen
en jaque la arbitrariedad, la corrupción y la pedantería. Soy como Willie
Toledo ─el escritor español─, un intelectual poco más o menos “inútil” que
denuncia todo lo que es hipocresía, corrupción, genocidio, morbo, basura… un
imbécil con la soberanía de escribir, gritar y defender lo que piensa.
Existen justificaciones suficientes
para rebelarse. Este sistema está afectando nuestra libertad. Controla nuestro
modelo de pensamiento para manipularnos con teorías de desarrollo “únicas e irrefutables”
─caso minería─ cuestionadas por la humanidad. Teorías que están cayendo y que
implican, por así decirlo, rebelarse. No rebelarse como un “muchacho revoltoso”
sino como uno con propuestas que adecenten la política, uno que de opciones de
esperanza sostenibles donde la educación, por tomar un ejemplo, obedezca al interés
humano y no al comercial.
Estamos en un período en que
poco importa si REBELDE se escribe con “B o con V”, puesto que la rebeldía la llevamos
en las venas y, sólo con el ejemplo y testimonio de uno mismo, lograremos hacer
revolución… abrir los ojos de la gente
para que adviertan que este mundo y su sistema imperante, están cayendo.