Lo poco que he podido aprender en la calle, en la casa, en la escuela, en tertulias bohemias, en debates jurídicos, en la U y en libros ─viejos, usados, remarcados, sobregastados, uno que otro contemporáneo─ a la hora de discutir contigo de poco o nada me sirven. Y, es que, por alguna razón el sostén de mis argumentos al momento de contradecir tu teoría del caso, basados en una discusión sentimental o un error de tipo desconocido, se desvanece como castillo de naipes dejándome en la más terrible ruina, acosado por la vergüenza que invade a todo aquel que se ve derrotado por la inutilidad de su cerebro a consecuencia del palpitar del corazón... y no es que sobreponga la pasión a la razonabilidad, sino, y más importante, tú tienes una manera natural, que creo haber descubierto, de defenderte e interpelarme, con miradas fijas objetarme e increparme fuertemente mis vacíos sentimentales que, siendo no errores fatales, me los haces ver como errores garrafales que merecen la perpetuidad en el exilio de tu mirada.
Cosa fácil, debatir, falsear, vulnerar, criticar o sostener algo en una discusión contigo y, es que entre tu y yo, ganando sales tú :p !!SIEMPRE!!
MAFIO.
