La eterna navidad, la súplica a
un Dios salvador ante los problemas del hombre, el maranatha (el Señor ya
viene), el sométete a Dios y a sus representantes, el obedece y acata.
Igual, mientras sirva para unir a
la humanidad y para que al menos en esos momentos olvidemos los rencores y se
siembre amor, normal, ¡que venga la navidad!
Viva la navidad consumista,
vendedora de esperanzas y regateadora de sueños.