¿LA INCERTIDUMBRE PASÒ?

El día domingo, los ya votantes ejercimos un derecho y cumplimos con un deber, con una obligación moral, ética y de conciencia social, al elegir a través de las urnas a nuestro representante nacional para los próximos cinco años. En esta ocasión el ganador fue: el partido nacionalista, Gana Perú con su líder Ollanta Humala Tasso.

Es muy cierto que la presidencia estaba para cualquiera de los dos candidatos, dado a que los mismos pugnaban, luchaban por llegar a todo el Perú a través de de mejoras sociales como: alimento, vivienda, salud, servicios básicos, desarrollo, seguridad, no corrupción. En síntesis, crecimiento económico con inclusión social.

De igual manera ambos despertaban desconfianza e inseguridad relevante en la población. Uno o una, estaba manchada por la violación de derechos humanos y la gran corrupción que sumió al país en una crisis económica, generada por el robo sistemático y sinvergüenza del dinero de las arcas del estado en los años noventa. Todo ello para acrecentar su patrimonio (el de su padre), generando más que perdida económica, una crisis de valores, que derivo en mantener un hábito, un estilo de vida, que se ha mantenido y ha dejado grandes huellas a lo largo de estos años, hasta llegar al día de hoy; el otro también perseguido por la sombra de la violación de los derechos humanos cuando era comandante en jefe en una base militar llamada “Madre Mía”, y más que eso, su pase de izquierda un tanto radical a centro izquierda, que fue creo, la responsable de que haya ganado las elecciones.

Hago este recuento, para decir que la incertidumbre, pasó. Y que debemos seguir nuestra vida con total normalidad. ¿Debemos seguir nuestra vida con total normalidad?... ¡Pues no! Hace tres días un grupo de soldados, peruanos, fueron emboscados cobardemente por un amplio hatajo de delincuentes armados, llamados NARCOTERRORISTAS.

Lo anterior me hace recordar que, ha comienzos de los ochenta el Perú elegía un nuevo presidente después de once años de dictadura. En aquella ocasión Belaunde Terry fue el ganador. Pero mientras las elecciones se daban tranquilas en unos lugares, en otros como Chaschi al norte de Ayacucho se quemaban ánforas. Pocos fueron los que se enfocaron en aquella situación-a diferencia de hoy-, escaso tiempo adelante, germinaría con mayor maldad el flagelo que hostigo, aterrorizo al país entero por mucho tiempo, cual nombre fue tomado de un libro de nuestro insigne y respetado José Carlos Mariátegui. “Sendero luminoso” fue ese nombre, cuyo jefe o, realmente dicho, asesino ideólogo era Abimael Guzmán Reynoso.

Por ello en las manos de nuestros políticos está que no se repita nuestra historia, o lo que es peor, repetir historia ajena, como el narcotráfico que vapuleó la hermana Colombia en los años ochenta y parte de los noventa, y que no disminuyó hasta la muerte de Pablo Escobar, el más sanguinario narcotraficante; quien se incrusto en el senado con la intención de someter al antojo a su país. Lo que dio lugar al estigma de la corrupción, pagando a congresistas asignándole la tarea de derogar y legislar a favor de la no extradición a Estados Unidos, donde iban los narcóticos que dañaban ese y muchos más países. Tanto era su poder que mando a construirse su propia galera, a la que llamó el castillo, donde trasladó a sus secuaces para vivir en impunidad. No contento con ello participo indirectamente en la muerte del candidato presidencial liberal: Galán, opuesto al narcotráfico.

¡No queremos eso para el país!

Finalmente presidente electo y ex candidatos, concierten, unan fuerzas e inteligencia para borrar esta cicatriz, que golpea nuestro porvenir y humilla nuestra reputación en el exterior.

Peruano sí y bien peruano decía Mariátegui, y eso tenemos que ser.

No dejemos que la sangre del pueblo nuevamente se derrame.

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