VIOLENCIA NUNCA MÁS


“Necesitamos ver al pasado como como una lección”.

Un país azotado por la violencia, donde la voz popular no es escuchada, donde hay constantes discriminaciones, consecutivas imposiciones, atentados contra los derechos humanos, arbitrariedades y muestras de ingreso a un régimen despótico, nos colocan lejos de llegar a donde todos puedan vivir con dignidad y en paz.

El documento final que nos dejo en el 2003 La Comisión de la Verdad y la Reconciliación, nos da pautas para conocer los sufrimientos y muertes de muchos hermanos y hermanas que, en su mayoría, fueron pobres y que sufrieron a consecuencia de la violencia política y estructural que vapuleo nuestro país.

El nuevo contrato social que se esperaba después de dado el informe, ha caído en el olvido, no concuerda lo que en él se señala, ya que, el “ir reconstruyendo desde las personas, desde las victimas y sus entornos, un nuevo universo político y social”, ha quedado en mera letra, con lo cual, permanecen en vacío sus presupuestos, alcanzando de esta manera acarrear rencor en quienes han sufrido por años la violencia subversiva, la estatal, y por encima, la violencia de una sociedad indiferente con la realidad interna de las naciones dentro de nuestro país. [1]

No se niega que se hayan gestado logros, logros como las reparaciones a las victimas, la implementación de talleres de capacitación y de seguimiento psicológico, así como el reconocimiento a militares que perdieron la vida, y el ingreso a la salud publica a quienes quedaron discapacitados. Tal vez más se haya  hecho, y aún falta. Entonces queda claro que el horizonte que planteó grandes desafíos tanto para el Estado y la sociedad civil, orientados a reconstruir nuestro país, aun están lejos de lograrse. 

En el punto anterior cabe resaltar la participación activa que ha tenido la red nacional “Para Que No Se Repita (PQNSR)”, la cual ha logrado a lo largo de estos años articular a organismos defensores de derechos humanos, a iglesias, a organizaciones de base, a estructuras creadas por los afectados, etcétera, con lo que se ha conseguido mantener un fluido debate publico para que se cumplan las recomendaciones dadas por la CVR.



Se necesita para hacer más efectivos los logros y para ayudar a que no se olvide lo que se quiere, hoy en día, hacer olvidar, mayor difusión a la información recopilada en el IFCVR, distribuir a autoridades en los lugares más alejados, para que no sólo se conozca el motivo por el cual pasó, sino para que se de inicio a las verdaderas políticas de dignificación a quienes fueron victimas de la época negra peruana y a la ves evitar que esto se vuelva a repetir. Nunca más.

Entonces, teniendo ya los lineamientos de la CVR para zanjar brechas estructurales y, sabiendo que en nuestro país aun se mantiene la violencia y la injusticia, es lógico que todavía no se haya logrado lo invocado en el Informe Final de la CVR, pero sabemos que el camino aunque largo es lograble, que nos impone, a todos, retos, desafíos, y para lograrlos necesitamos ver al pasado como como una lección, una lección que  guie en la construcción de una ciudadanía plena, justa, equitativa y sin discriminación para todos y todas los peruanos.

Violencia nunca más.


[1] Sicuani (Canchis) – Yanaoca (Canas) – Pitumarca (Canchis) – Tupac Amaru (canas), son algunas de las poblaciones en el sur del país que a pesar de estar registrada dentro de los afectados por la CVR, han sido olvidadas, con lo cual han tenido que ser organismos no gubernamentales los que intenten acortar la brecha de dolor.