Los
guardianes de las lagunas sin ser seres abstractos, cobijados o escondidos en
un nombre relativamente inútil para unos y sustantivamente grande para otros,
han sabido aprovechar su postura humana para hacer ver a este Gobierno ─y al
mundo entero─ que los seres terrenales pueden hacer más de lo posible por
buscar lo que con mucho afán han perseguido generaciones desde la más antigua a
la más contemporánea. Libertad y Justicia. Valores éticos-morales a los cuales
la historia y la evolución intelectual y cronológica del hombre las ha elevado,
en sentido estricto, a derechos y deberes, inherentes a su postura racional,
amparados y protegidos internacionalmente. Por eso y, como síntoma de
admiración, se escucha en boca de los peruanos que, aquellos que han sabido
mostrar empatía abrasada de amor terrenal y no peculioso, son quienes hoy por
hoy, jamás, ni por lentejas o por riquezas, mutaran a cholos pordioseros;
entendido por pordiosero a aquel que vende su dignidad, su honra y se olvida de
sus valores para incrementar su patrimonio dejando a tras a familias como la de
los Chaupe, arraigadas al camposanto
construido por el “gran capital”.
Cuando la
Madre Tierra llora ellos la acompañan; sudan frio del frio y ni el chocolate
shilico caliente los abriga, se condenan al poco fuego que encienden y así se
fortalecen. Lloran por la injusticia y ríen sabiendo que ellos la combaten.
Rugen sus sables, machetes para los indoctos, uno con otro se cruzan y destellan; sueltan
carcajadas y comen juntos, de un solo plato tres y hasta cuatro, es que
compartir es disciplina para ellos. Nunca han de deslucir sus fisonomías y
tampoco sus orgullos de indígenas, porque así nacieron, porque así llenos de
tristeza nacieron, llenos de verde amarillo y rojo vivirán y, a su socorrida
nunca van a dejar, porque olvidar y quemar el llanque después de que esa tierra
te vio nacer es, traicionar su especie, su conciencia y su corazón. Eufémico y
subjetivo es el escrito, eufémica y subjetiva es la vida.
Siendo
conscientes de que el Perú no nació del Tahuantinsuyo, el Perú nació de España
y aquí hubo asesinatos camuflados en colonización, defienden su raza y su
mitología, saben que defender las lagunas no es sólo un tema de derecho o de
economía o de política, sino, y tal vez más importante, de cultura; pues del
agua salieron nuestros padres, Manco Capac y Mama Ocllo. El Titi caca a través
de un escupitajo les dio vida, colocaron su asentamiento en el Tamputoco y ahí
nació la historia de la especia viva en este muy privilegiado espacio natural y
artístico llamado erróneamente Perú.
Entonces,
bajo esta fructífera lógica, es racional que defiendan sus raíces, su legado,
su historia, su cultura; su tierra, su agua.
Conga no
es utopía revolucionaria, solo falta que alguien encienda la mecha y estaremos
todos nuevamente en la calle gritando al gobernante en turno traidor y
mermelero, asesino y descarado, mentiroso y cobarde…